Arica

Carretera Tacna Arequipa Cusco Macchu Pichu Aguas Calientes

Arica Frontera

Arica, 13 de enero de 2002

21.00.- Pasado el mediodía llegué a Arica. Lo primero que vimos fue la cárcel de Alta Seguridad de Acha. Lo más irónico de ese recibimiento es que la cárcel parece un gran hotel en medio de una quebraba yerma en donde la tierra y cierres perimetrales que dividen chozas miserables son la tónica del paisaje. Lo primero que hicimos fue estacionarnos a los pies del morro y respirar un poco de aire marino. En los próximos días no podré ver el mar. Considero al mar como una de las constantes de mi vida, al mismo nivel que mi familia, mi confusión y los repentinos sentimiento de soledad o que no controlo mi propia vida.

Entramos a una oficina de información turística que queda a un costado de la ex aduana de Arica, ahora convertida en un pequeño museo de arte contemporáneo. Una señorita muy atenta me dio una veintena de papeles y folletos referentes a la ciudad. Yo entré con la intención de pedir un mapa de la ciudad, nada más. De allí salí con recomendaciones para evitar la exposición prolongada al sol, datos sobre la laguna del Lauca, ubicada como a cuatro mil metros sobre el nivel del mar, un listado de hoteles, restaurantes, circuitos turísticos, vistas la morro, valle de Azapa y Petroglifos. En fin, la sensación fue que me perdería la ciudad, ya que partimos mañana en la mañana a Tacna. Esa sensación duró poco. Tenía las ganas de quedarme un día y disfrutar de Arica Tenía la impresión deque “Estaba todo pasando”. Todo eso se esfumó al momento de encontrar un lugar decente y barato donde dormir. Para empezar solo una habitación doble. Lo bueno muy caro, lo barato insalubre y nada en el medio para satisfacer ciertas cosas. Al final nos quedamos en una residencial que tenía como baño privado, una especie de ex closet en donde se guardaba la ropa. Lo único que hice fue ducharme, afeitarme, lavarme los dientes y orinar. Nada más pude. Estaba como aprisionado. Ha sido una experiencia surrealista.

Durante la tarde caminamos por el paseo 21 de mayo. Está bien cuidado. Mesas afuera tipo boulevard. Sombras arrojadas por ficus y gomeros gigantes que serían el deleite de mi madre. Harta gente, muchos con pinta de turista. Luego nos encaminados a Chinchorro y quedé impresionado por los cambios que hizo el río en toda la playa. Hay arena donde debería existir mar. Ahora hay una laguna que demuestra que la playa se extendió varios metros. Hace dos años eso no estaba. Creo que lo que ocurrió en Chinchorro es una señal de lo que puede ocurrir en nuestra vida. Hace falta muy poco para que ocurran cambios demasiado bruscos. En cambio en La Lisera sigue siendo la playa popular. Estaba de baja así que la gente podía llegar al centro nadando como perrito un par de metros. Al centro de La Lisera existen una derruía construcción de cemento que simulaba una balsa. Ahora eso está medio ladeado pero los chicos aun no utilizan para los piqueros. Hoy en la tarde es poco lo que pudieron hacer porque había poca agua.

 

Principal Arriba Siguiente

Contacto

ChileMejillones - Antofagasta - Iquique - Internet